sábado, 12 de noviembre de 2016

El derrame de iluminación / Jil Bolte Taylor

En el siguiente vídeo, la científica Jil Bolte Taylor comparte su experiencia y conocimiento sobre los derrames cerebrales.





El mito del 10% del cerebro

El mito del 10% del cerebro es una creencia muy extendida que afirma que la mayoría o todos los seres humanos utilizamos solamente el 10 por ciento de nuestro cerebro. Algunos sugieren que mediante algunos procesos una persona puede ser capaz de aprovechar ese potencial no utilizado y que al hacerlo se produce un aumento de su inteligencia.

Aunque muchas capacidades intelectuales pueden ser mejoradas con el entrenamiento, todas las áreas del cerebro tienen una función específica.



Es probable que el mito del 10% haya surgido de una mala comprensión o interpretación de las investigaciones neurológicas llevadas a cabo a finales del siglo XIX y principios del XX, en las cuales los investigadores, entre algunas de sus investigaciones, descubrieron que las neuronas solo componen aproximadamente el 10% de las células del cerebro. El neurocientífico Barry Beyerstein estableció siete pruebas que desmienten el mito. Algunas de estas pruebas son:

-     Estudios sobre el daño cerebral: Si el 90 % del cerebro no se utiliza, entonces cuando se lesionan ciertas áreas no debe afectar al rendimiento. En cambio, no hay ningún área del cerebro que pueda ser dañada sin que se pierda alguna habilidad. Incluso los daños en las áreas más pequeñas pueden conllevar consecuencias graves.

-     Evolución: El cerebro necesita un enorme gasto energético en comparación con el resto del cuerpo, consume una gran cantidad de oxígeno y nutrientes. Si el 90 % del mismo no fuese necesario los humanos con el cerebro más pequeño tendrían grandes ventajas para sobrevivir, ya que sus cerebros serían más eficientes. Así que el proceso de selección natural debería haber eliminado los cerebros menos eficientes.

-    Imágenes cerebrales: Tecnologías como la tomografía por emisión de positrones (PET) y la imagen por resonancia magnética funcional (fMRI) permiten monitorizar la actividad cerebral de personas vivas. Estas técnicas han revelado que, incluso mientras dormimos, todas las partes del cerebro presentan algún nivel de actividad. Sólo cuando el cerebro sufre un daño grave tiene “silenciadas” algunas áreas.


 -   Localización de función: el cerebro tiene regiones distintas para los diferentes tipos de procesamiento de la información. Varias décadas de investigación han permitido mapear las funciones de las áreas del cerebro, y no se han encontrado áreas que no tengan ninguna función.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Funciones del sueño

El sistema linfático es una de las maneras que tiene el cuerpo de eliminar desechos, sin embargo, los vasos y conductos que forman este sistema no llegan al cerebro, lo que quiere decir, que éste órgano tiene otra manera de eliminar sus desechos. Esto lo hace durante el estado de sueño.  



También ha quedado demostrado que el sueño es esencial para la consolidación de los recuerdos, la memoria y el aprendizaje. Para más información acerca del tema vea el siguiente vídeo:



sábado, 5 de noviembre de 2016

Lóbulos del cerebro y sus funciones

Los lóbulos son las zonas específicas que se distinguen de cada hemisferio del cerebro. En los lóbulos se hallan los centros nerviosos que regulan importantes funciones, y se dividen en:



El lóbulo parietal es el uno de los mayores entre los que forman el cerebro. Está encargado de recibir las distintas sensaciones que se perciben, como el calor o el frío, y de coordinar el equilibrio; también se encarga de la interpretación de la posición del cuerpo de acuerdo con otros objetos en sus alrededores. La función del lóbulo parietal derecho incluye la regulación de la personalidad; mientras que la del izquierdo es la capacidad de entender los números, la manipulación de diferentes objetos y la escritura. Cuando un lado del lóbulo se lesiona, anestesia el brazo y pierna del lado opuesto del cuerpo, a veces provocando también dolores y desequilibrios de balance. La lesión del lado izquierdo provoca trastornos en el lenguaje, dificultad para leer y dificultad para realizar cálculos matemáticos.

 


El lóbulo frontal se encarga de determinar y dar forma a la personalidad del individuo. Las funciones del lóbulo incluye el razonamiento, el habla, los movimientos voluntarios de los ojos, la planificación, organización de los pensamientos, el comportamiento, las emociones, la resolución de problemas y el movimiento. El lóbulo frontal es extremadamente vulnerable al daño debido a su ubicación. Cualquier daño a este lóbulo del cerebro puede conducir a problemas como la alteración de los hábitos del habla, el aumento de la susceptibilidad a las distracciones, o la reducción o ausencia del gusto y / o el olor. 


El lóbulo temporal (destacado en verde en la imagen) es responsable de todo el proceso auditivo. Este lóbulo también contiene el hipocampo, responsable de la formación de memoria a largo plazo (como el reconocimiento de caras) y clasificación de la nueva información. Las funciones de ambos lóbulos temporales (izquierdo y derecho) incluyen distinguir el olor y el sonido, respectivamente. Controlan la memoria visual y la memoria verbal, la audición, el lenguaje y la memoria. El daño del lóbulo temporal izquierdo conduce a la disminución de la capacidad de recordar el contenido de audio y visual, dificultad para reconocer y recordar las palabras. El daño del lóbulo temporal derecho resulta en la dificultad de reconocer el contenido visual y auditivo, el recuerdo de la música previamente oída, y la inhibición o la reducción del habla.


 El lóbulo occipital es el más pequeño de todos los cuatro lóbulos. Este lóbulo contiene la corteza visual primaria. Entre las funciones del lóbulo occipital se encuentra la percepción visual, el procesamiento visual, el movimiento y el reconocimiento de colores.Debido a la ubicación, este lóbulo no es particularmente susceptible a las lesiones, aunque un trauma importante puede resultar en la alteración de la percepción visual o la pérdida de vista. Los trastornos del lóbulo occipital pueden causar ilusiones visuales. Las ilusiones visuales pueden tomar la forma de objetos que parecen más grandes o más pequeños de lo que son realmente, objetos que carecen de color o que tienen coloración anormal.